La crisis de las hipotecas subprime es una crisis financiera que se extiende inicialmente por los mercados financieros americanos y es la alarma que pone el punto de mira en las hipotecas basura europeas y se evidencia con una crisis bursátil. Se considera el detonante de la crisis financiera de 2008 y de la crisis de la Burbuja inmobiliaria en España.
La crisis hipotecaria se ha saldado con numerosas quiebras financieras, nacionalizaciones bancarias, constantes intervenciones de los Bancos centrales de las principales economías desarrolladas, profundos descensos en las cotizaciones bursátiles y un deterioro de la economía global real, que ha supuesto recesión de algunas de las economías más industrializadas.
Las hipotecas de alto riesgo, conocidas en Estados Unidos como crédito subprime, eran un tipo especial de hipoteca, que se usaba para la compra de viviendas y que se solían conceder a gente con escasa solvencia, y por tanto con un nivel de riesgo de impago superior a la media del resto de créditos. Su tipo de interés era más elevado que en los préstamos personales, y las comisiones bancarias eran más grandes. Los bancos norteamericanos tenían un límite para conceder estos préstamos.
El problema está cuando el inversor no conoce el riesgo de la inversión que está haciendo.
La crisis hipotecaria de 2007 se desató en el momento en que los inversores percibieron señales de alarma. La elevación progresiva de los tipos de interés y el incremento de las cuotas de esta clase de créditos hicieron aumentar la morosidad y el nivel de embargos.
Las causas de la crisis fueron: la burbuja especulativa de la inmobiliaria, y los atentados del 11 de Septiembre de 2001, que crearon un clima de inestabilidad que obligó a bajar los niveles de interés para activar la producción a través del crédito.
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